Las incógnitas del castillo rojo
Tuvimos la suerte, allá por el año 1999, de que el sol se fuera poniendo mientras ascendíamos (en coche) la cuesta que nos llevaba hasta el castillo de Peracense, de tal forma que cuando llegamos arriba los últimos rayos de sol resaltaban con muchísima más fuerza de lo normal los colores rojizos de este impresionante y aparentemente inexpugnable castillo.
Estaban realizando las obras de restauración, así que pudimos entrar con facilidad. Y entrar a la plaza de armas y ponerse en la piel de un caballero medeval fue todo uno. A lomos de un imaginario caballo pude recorrer sus recintos, asomarme al precipicio para ver perderse la tierra en el horizonte, y contemplar bajo la peña de San Ginés el casco urbano de Peracense.
Indagando un poco en la historia de este castillo resulta que lo rodean más elucubraciones que hechos, lo que le hace aún más fascinante, si cabe.
En primer lugar, en los alrededores de este castillo supuestamente medieval se han encontrado restos íberos y romanos. En segundo lugar, lo que parecía ser una fortificación de defensa frente a Castilla resulta que pudo ser una fortificación de defensa... frente a sus vecinos turolenses. Y, en tercer lugar, igual ni llegaba a la categoría de fortificación de ataque o defensa, pues entre que los castellanos podían entrar en Aragón por sitios mejores, y que casi todo lo que le rodea son precipicios, pues resulta que el castillo de Peracense rara vez fue asediado o atacado.
Pero bueno, el caso es que ahí está, fabuloso, misterioso, y mimetizado con esa tierra roja de la sierra Menera y tan abundante por estas nuestras tierras de Teruel.
Nota: Hoy día el castillo está restaurado y es visitable (creo que desde el 2002, pero no me hagáis mucho caso). Os recomiendo acercaros a él en cuanto podáis, y si puede ser a última hora de la tarde de un día despejado.
Tuvimos la suerte, allá por el año 1999, de que el sol se fuera poniendo mientras ascendíamos (en coche) la cuesta que nos llevaba hasta el castillo de Peracense, de tal forma que cuando llegamos arriba los últimos rayos de sol resaltaban con muchísima más fuerza de lo normal los colores rojizos de este impresionante y aparentemente inexpugnable castillo.
Estaban realizando las obras de restauración, así que pudimos entrar con facilidad. Y entrar a la plaza de armas y ponerse en la piel de un caballero medeval fue todo uno. A lomos de un imaginario caballo pude recorrer sus recintos, asomarme al precipicio para ver perderse la tierra en el horizonte, y contemplar bajo la peña de San Ginés el casco urbano de Peracense.
Indagando un poco en la historia de este castillo resulta que lo rodean más elucubraciones que hechos, lo que le hace aún más fascinante, si cabe.
En primer lugar, en los alrededores de este castillo supuestamente medieval se han encontrado restos íberos y romanos. En segundo lugar, lo que parecía ser una fortificación de defensa frente a Castilla resulta que pudo ser una fortificación de defensa... frente a sus vecinos turolenses. Y, en tercer lugar, igual ni llegaba a la categoría de fortificación de ataque o defensa, pues entre que los castellanos podían entrar en Aragón por sitios mejores, y que casi todo lo que le rodea son precipicios, pues resulta que el castillo de Peracense rara vez fue asediado o atacado.
Pero bueno, el caso es que ahí está, fabuloso, misterioso, y mimetizado con esa tierra roja de la sierra Menera y tan abundante por estas nuestras tierras de Teruel.
Nota: Hoy día el castillo está restaurado y es visitable (creo que desde el 2002, pero no me hagáis mucho caso). Os recomiendo acercaros a él en cuanto podáis, y si puede ser a última hora de la tarde de un día despejado.
4 comentarios:
Tienes toda la razon, yo estuve alli hace 2 años con un grupo de Ariño y nevaba en ese momento ¡precioso! y mistico. Yo tambien os animo a visitarlo.
Gracias por tu comentario. Yo estoy buscando algún fin de semana para volver.
Alberto.
Ayer estuviste en Ródenas ¿no te acercaste?
Sí, claro. Además hizo un día perfecto para hacer fotos.
Publicar un comentario