viernes, 11 de diciembre de 2009

Valdelinares (Gúdar-Javalambre)

Lo más alto que ¿qué?
Parece claro que este pueblo, lugar de referencia del esquí valenciano, está a 1.692 ó 1.693 m. de altitud (por un metro, no vamos a reñir). Y, por tanto, la otra cosa que está clara es que este pueblo está muy alto. Lo que ya no parece tan claro es cuánto.
Así, podemos pasar un buen rato leyendo lo alto que está:

  • En la rotonda de la gasolinera de Alcalá de la Selva un tablón indica la dirección a Valdelinares, y que es "el municipio más alto de Teruel".
  • Cuando llegamos al pueblo, una pancarta en una fachada va más lejos, y nos indica que hemos llegado al "municipio más alto de España".
  • El panel informativo de la calle de entrada al pueblo inteenta cojungar ambas cosas y nos dice que "nos encontramos en el pueblo más alto de Teruel y el municipio más elevado de España".
  • El otro panel, enfrente del anterior, nos dice que "su casco urbano se encuentra a 1.693 m., siendo considerado el pueblo más alto de España".
  • En el libro "Rutas CAI por Aragón" no se quieren arriesgar y escriben que "Valdelinares es la población más alta de Aragón".
En fin, casco urbano, población, pueblo, municipio... que son lo más alto de Teruel, de Aragón, de España...
Y ya, para acabar de arreglarlo todo, viene la poco fiable wikipedia, que nos dice que "según el Servicio Cartográfico del Ejército, es el pueblo más alto de España, aunque el municipio más alto es La Orotava de Tenerife, por tener dentro de su territorio la cima del Teide, techo español a 3.718 metros sobre el nivel del mar. Los municipios más altos de la península ibérica son Capileira, Güéjar Sierra y Trévelez por llegar hasta la cima del Mulhacén, techo ibérico a 3.482 m.".
(http://es.wikipedia.org/wiki/Valdelinares)
Bueno, pues aquí queda esto. ¿Quién está exagerando y en qué? La discordia está sembrada y, para ser sinceros, a mí me da igual. Y más desde que el bar de la plaza, ése en el que se almorzaba como mandan los cánones, ya no es lo que era. El turismo tiene su precio.


lunes, 30 de noviembre de 2009

Libros (Comunidad de Teruel)

Jugársela por una caña
El pequeño pueblo de Libros tiene un problema: su calle principal es la carretera que une Teruel con Cuenca.
Su casco urbano es el típico turolense de esa parte: pequeño, acogedor, con sus corrales hundidos y su iglesia orgullosa... pero entre él y el río Turia que lo contornea está la carretera. Una carretera por la que diariamente transitan nosecuantosmilesdemillones de coches, camiones, trailers... pues es su salida rápida hacia Cuenca y Madrid. Y al lado del río (al otro) está el parque, con su paseo por la ribera y su bar con terraza al sol. Así que, para llegar allí a por una caña y una tapa, hay que mirar bien a los dos lados... y apretar a correr.
¿Habéis jugado alguna vez al Froggy, ese juego en el que una rana tenía que llegar al otro lado de la pantalla saltando por troncos, cocodrilos...? Este es el nivel 1.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Las Parras de Martín (Cuencas Mineras)

El Pozo de las Palomas
La primera vez que fui al Pozo de las Palomas tenía 8 años.
Mi padre nos llevó a toda la familia, incluidos primos y tíos. Era verano y, para llegar al pie de la cascada había que nadar en algunos tramos con un agua helada. Fue en una de estas cuando mi padre perdió una zapatilla y, antes que volver con una sólo prefirió volver descalzo (toma chulería). Tiró a cascala la zapatilla que le quedaba y echamos a volver a casa. Llegó con los pies desechos, pero con la cabeza bien alta.
En los años posteriores pasábamos bastante tiempo en Las Parras, en la casa donde nació mi padre, y volví a bajar muchas más veces al Pozo de las Palomas, casi todas con mi primo Pepe, y a veces nos acercábamos hasta El Pajazo, donde aún se cultivaban los huertos a pesar de la escasez de habitantes.
De unos años a esta parte, algunas de las (pocas) veces que he vuelto a utrillas me he acercado al Pozo de las Palomas con los amigos. En la última, habían acondicionado el acceso hasta casi debajo de la cascada, y me gustó cómo lo habían dejado. Bueno, en realidad habían arreglado y señalizado una ruta PR que llegaba hasta El Pajazo (hoy día ya deshabitado).
Pero volvamos al Pozo de las Palomas.
El paseo desde Las Parras es corto, y ahora bien señalizado. Las pasarelas aéreas que han colocado permiten acercarse mucho hasta la caída de agua y disfrutar del espectáculo. Eso sí, han quitado algunas rocas del cauce y ahora es muy muy difícil acercarse hasta la propia cascada que, por otra parte, siempre lleva un agua muy fría (incluso en verano).
La excursión se completa, por un lado, continuando la PR hasta El Pajazo, por un camino que salva el río varias veces a través de puentes, por un barranco precioso que desemboca, cuando ya abre, en una explanada desde la que se contempla un magnífico panorama al frente y, al fondo a la derecha, cómo cae el río de Las Parras en una magnífica cascada (la cascada del Pajazo, como podréis suponer).
A la vuelta (o a la ida, como mejor venga), es obligatorio desviarse un poco del camino y acercarnos a ver un batán que hay a la orilla del río, en la parte de arriba, cuando aún no cae por la cascada. En otoño esta parte del río y el batán están preciosos.
Y ya, si por casualidad es temporada, en el último tramo de pista hasta el pueblo podéis coger endrinas.
Ahora se ha proyectado un pantano que, se supone, va a ampliar los regadíos de esta zona y va a llevar agua de boca a las localidades próximas (incluído ¿Escucha?). Hay muchas dudas en torno al mismo; la primera, la superficie que va a anegar (no he encontrado en Internet un sólo plano claro en el que se especifiquen los límites del mismo, ni se ha publicado hasta la fecha en prensa; únicamente dan referencias textuales de hasta dónde podría llegar).
Yo sólo espero que, si todo este fantástico paisaje de cuento desaparece bajo las aguas, sea para algo mejor.

*A mis padres, In memoriam

jueves, 19 de noviembre de 2009

Cabra de Mora (Gúdar - Javalambre)

Un gentilicio curioso
Hacía tiempo que quería acercarme a Cabra de Mora porque leí el gentilicio de sus habitantes. Y la verdad es que me ha parecido un pueblo muy majo. Desde luego, malo no puede ser porque tiene un magnífico merendero en lo alto del pueblo desde donde uno se cerciora de su enclavamiento entre montañas (y además se puede hacer brasa), y otro merendero a la salida, en la carretera a Mora.
Pero bueno, a lo que iba: el gentilicio de los habitantes de Cabra de Mora es "egabrenses". Ahí queda eso. Por si algún día os sale en el Trivial u os lo preguntan en el Saber y ganar.

Calanda (Bajo Aragón)

El Centro Buñuel
Sinceramente, no soy nada fan de Buñuel. He visto dos o tres películas suyas y no me han hecho mucha gracia (soy más de Indiana Jones y de La Jungla de Cristal). Son demasiado "raras".
Bueno, pues es precisamente el universo marciano de Luis Buñuel el que han trasladado a este museo de Calanda (que para eso nació allí). Y, pese a no gustarme mucho Buñuel (insisto), el Centro lo han bordado.
Meterte ahí es entrar en otro planeta: un planeta con teléfonos colgados que te hablan, proyecciones en bombos, puzzles imposibles, películas contigo de protagonista mientras te/las ves sentado en una taza de váter... y así un montón más de una entretenida y divertida locura.
Para flipar. Si caéis por Calanda, entrad en el Centro Buñuel y pasad del mundo por un rato.
Podéis ver más información en http://www.cbcvirtual.com/.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Luco de Jiloca (Jiloca)

El puente romano
Puente romano de Lueco de JilocaAhora sí, ha llegado el momento de volver a este pueblo a orillas del Jiloca para hablar de su puente romano. Está al lado de la carretera, a pie de coche, así que no hay excusa para no cruzarlo.
Después de desembarcar en Ampurias, las legiones romanas comenzaron la conquista de la Cordillera Ibérica. Corría el siglo II a.C., y los romanos (muy listos ellos) aparte de "invadir", "conquistaban". Esto es, llegaban, introducían el modo de vida romano en la población autóctona, y seguían conquistando por ahí, pero dejando los poblados celtíberos "romanizados".

Esto viene a cuento de la importancia que, en su momento, tuvo el puente de Luco de Jiloca en la conquista de estas tierras, y que tan bien recoge este texto:

"Entre los años 150 a 130 a.C., los habitantes del valle del Jiloca se vieron envueltos en la segunda guerra celtibérica. Estos pueblos de la ribera gozaban de reconocida fama por sus armas templadas en las aguas del Jiloca; sin embargo, hacía falta algo más que armas para enfrentarse a la invasión romana.
Los druidas habían visto en sus augurios grandes desastres para su bosque sagrado, y la congregación eligió a Oldux, gran jinete y gran estratega, como jefe para luchar contra las legiones romanas.
Así, comenzó una desigual batalla; los soldados de Oldux usaban la guerrilla como estrategia, y la legión romana fue diezmada numerosas veces al intentar atravesar el río Pancrudo. La guerrilla cruzaba el río sobre odres hinchados, y se apostaba en la cima de los cerros cercanos para lanzar sus armas sobre las huestes romanas cuando intentaban vencer las aguas.
En varias ocasiones los ejércitos romanos intentaron cruzar el río pasada la época de lluvias, pues su objetivo final era Orosis -la actual Caminreal-, pero otras tantas veces la guerrilla de Oldux les arrebataba las posiciones ganadas. Finalmente, el general romano al mando decidió la construcción de un puente. Pero la táctica no sirvió: año tras años los vigías romanos eran sorprendidos por la guerrilla, oculta en la espesa vegetación. El general romano veía cómo sus tropas eran incapaces de vigilar el paso y mandó talar los bosques cercanos, colocando dos líneas de soldados en todo su contorno. Así es como pudo terminar la construcción del puente y dominar ese paso. Los soldados de Oldux ("el jefe más alto") no pudieron servirse de la frondosa vegetación, y fueron derrotados.
El genial caudillo Oldux apareció muerto una noche; una lanza atravesaba su pecho y la mano derecha había sido cortada. Los romanos respetaron el rito celta y dejaron a Oldux y los suyos en el campo de batalla, para que fueran enterrados según la costumbre del pueblo indígena.
Y para dejar constancia de los años de lucha, fue grabada en el puente la siguiente inscripción:
"Vencido el caudillo Oldux. Año 137 a.C."

¿Andestá Luco de Jiloca?


lunes, 9 de noviembre de 2009

Guadalaviar (Sierra de Albarracín)

La cueva de la mora
Como hacía mucho que no ponía una leyenda, aquí va ésta del bonito pueblo de Guadalaviar (cuyo nombre significa "Río Blanco"), ambientada en la época de la Reconquista:
"En tiempos en que los cristianos dominaban la Sierra de Albarracín, tras haber arrojado a los moros de estas tierras, llegó a la Muela de San Juan un jinete, al que acompañaba una joven mora. Se apearon del caballo y el hombre buscó un refugio para su acompañante. La condujo a una cercana gruta, junto a una fuente, y le dijo que se ocultara allí hasta su regreso. Después, partió al galope.
Pasaron los años, y los siglos, y la mora sigue en la cueva esperando el regreso del que aseguró volvería a por ella.
Todos los años, en la mañana del día de San Juan, la mora sale de la cueva para arreglar su cabellera junto a la fuentecilla. Y cuando termina, guarda su peine de oro y regresa a la gruta, de la que no vuelve a salir hasta un año después."

viernes, 6 de noviembre de 2009

Castelvispal (Gúdar - Javalambre)

Paraje pintoresco
Así es como anuncian este pueblo, cuyo nombre no había oído nunca, en un folleto que cogimos en el bar de Linares de Mora (tras apretarnos unas albóndigas con tomate divinas). Y lo de siempre: allá que vamos.
De la general a Rubielos sale una carreterilla que, a lo largo de 9 km. de sube y baja de curvas nos ofrece unas espectaculares vistas del encañonamiento del río Linares. Y, ya en el alto de la última loma, se ven esas curvas de anuncios de coche que acaban en el pueblo, en Castelvispal. Pero no abajo del todo, porque está en una lometa a medio-abajo.
Es un pueblo tranquilo, muy tranquilo (salvo cuando aparecen los moteros). Y muy pequeño; tan pequeño, que sólo tiene una calle, preciosa eso sí, más que nada porque no hay espacio a los lados para hacer más calles porque te caerías por el barranco.
Y entonces te preguntas qué rayos hace aquí un pueblo como éste. Un pueblo a donde irías para olvidarte del mundo, en un entorno de flipar.
Y después descubres que este pueblo, que parece dejado de la mano de Dios, tenía un castillo que fue donado por el rey Pedro II de Aragón al arzobispo de Zaragoza en el año 1202 y que después el rey de Aragón ordenó asolarlo porque mantenía contrabando con Valencia.
Llevaba aquí desde la Reconquista... y sin saberlo.


Mora de Rubielos (Gúdar - Javalambre)

Más allá de Fuen Narices
Hay un par de sitios al lado de Fuen Narices, en Mora, muy curiosos de ver.

Para llegar a la fuente, tenemos dos opciones: excursión corta (muy corta) desde la pista que sale en el punto kilométrico 26 de la carretera entre Mora y Alcalá de la Selva, o bien desde el alto de San Rafael, rodeando el basurero que hay en el mirador. Desde aquí hay casi 6 km. andando cuesta abajo (lo que supone que la vuelta será cuesta arriba, claro). Una tercera opción es ir con el coche hasta la propia fuente (es pista, y no está excesivamente mal).
En todo caso, sabremos que hemos llegado a Fuen Narices por dos razones: porque hay una fuente y porque hay un basurero al lado de las mesas de picnic, donde los cristales, las latas (incluidas las de aceite de coche), los pañales de bebés, etc. comparten escenario con los pinos y el agua.
Y desde aquí, desde Fuen Narices, comienzan los dos paseos:
  • Siguiendo el curso del río, a unos 10 min. por un camino señalizado, llegamos a la Cascada de la Hiedra, un bonito salto de agua en medio del barranco. Un descenso un pelín más complicado nos lleva a un camino que acaba justo debajo de la cascada, y donde el espectáculo es ya impresionante (y fresco).
  • El otro sendero (siempre desde la fuente) nos adentra en el Barranco del Arco (también está señalizado) y, a unos 500 m., nos sorprende este fenómeno natural que consiste en un arco de piedra tipo el Arco del Triunfo. Raro de narices (como el nombre de la fuente). Un capricho de la naturaleza.
Y ahora, a volver. Si habéis elegido la ruta larga, podéis aprovechar y coger setas por el camino (si es temporada).
















Fotos denuncia:

jueves, 5 de noviembre de 2009

Valdealgorfa (Bajo Aragón)

Las Bóvedas del Frío
Cuando llega el calor, a cualquiera puede apetecerle una cerveza fresca, o un helado... es fácil: basta con abrir la nevera y cogerlo (si nos hemos preocupado de ir a comprar antes, lógicamente).
Sin embargo, ¿os habéis preguntado cómo hacían esto mismo los griegos, o los señores feudales, o la gente que vivía hace tan sólo 150 años?. En quellos tiempos no existían los frigoríficos (ni la electricidad, vamos), así que se las tenían que ingeniar como podían. Pues bien, desde antiguo se les ocurrió "almacenar el frío", generalmente en unos agujeros excavados en tierra, donde guardaban la nieve caída durante el invierno y que, firmemente compactada, aguantaba luego todo el verano. Estos espacios eran las neveras.
Pues bien, el Grupo de Acción Local Bajo Aragón - Matarraña lleva un año poniendo en valor todo este patrimonio y
ha creado la ruta de Las Bóvedas del Frío en la que, recorriendo distintos pueblos de la zona, podemos ver distintos tipos de neveras, conocer cómo se almacenaba, cómo se sacaba, cómo se distribuía, cuáles eran sus aplicaciones, por qué desaparecieron... y otras cosas curiosas de cada una de ellas. La musealización de estas neveras ha corrido por cuenta de la empresa ATTIS-desarrollo y multimedia, s.l. (hay que barrer para casa).
El caso es que Valdealgorfa tiene una de las neveras más impresionantes de la ruta, tanto por su tamaño como por la peculiaridad de que mantiene casi intactos los canales de desagüe originales. El nuevo acceso practicado nos conduce a través de un túnel hasta el interior, con una bóveda gigantesca, y un audiovisual proyectado en las paredes de mampostería nos explica el proceso de almacenamiento de la nieve. Muy interesante e instructivo.
Cuando acabéis la visita, daos una vuelta por el pueblo, ya que pocos tienen una fachada de iglesia que no se puede fotografiar en una sola foto (la calle es muy estrecha). Además, la carnicería y la panadería son muy muy buenas; merece la pena aprovisionarse. Y a una mala siempre podemos echar una tapa y una caña en cualquiera de los bares del pueblo.
Más información en: http://www.lasbovedasdelfrio.com


jueves, 22 de octubre de 2009

Peñarroyas (Cuencas Mineras)

Un pueblo sin coches
Peñarroyas (o Peñas Royas) es un pequeño pueblo donde se acaba la carretera. Y lo primero que llama la atención cuando vas es que hay un parking donde debemos dejar el vehículo. Esto es porque los coches no pueden entrar al pueblo.
Y cuando escribo que "no pueden" no me refiero a ninguna ley del ayuntamiento, sino a que es físicamente imposible, ya que el acceso al pueblo se realiza por una única calle, tan estrecha que no caben.
Pero no acaban aquí las "gracias" de este encantador pueblo: de su calle principal salen unas cuantas más pequeñas y muy parecidas, y supongo que los del pueblo debían estar hartos de que les preguntaran por dónde se salía (recordemos que sólo hay una calle de entrada/salida) y pusieron la indicación pertinente en la calle "buena".
Y seguimos, porque aún da más de sí Peñarroyas. Un paseo corto que nos saca del casco urbano por el lado opuesto a por donde entramos nos lleva a un mirador a través de una montaña "roya" desde el que se divisa una espléndida panorámica del pueblo y del cauce del río Martín. Se puede continuar este camino y realizar una excursión circular que nos devuelve al pueblo, y en la que veremos huellas de dinosaurios, pero no lo aconsejo porque hay que cruzar el río alguna que otra vez y, más que por mojarse, la verdad es que está hecho una guarrada (parece mentira, pues este recorrido está englobado dentro de los del "Parque Cultural del Río Martín").
En la antigua escuela de niños, al lado de la fuente, hay un bar que a veces está abierto; y, ya para acabar, añadir que en Peñarroyas hay un pequeño museo y dos casas de turismo rural.
Vamos, que lo tiene todo para lo pequeño que es. Y ya sabéis los que vayáis con críos: no os preocupéis, que no les atropellará ningún coche.


Fotos denuncia:

miércoles, 21 de octubre de 2009

Frías de Albarracín (Sierra de Albarracín)

El nacimiento del Tajo
Como es bien sabido, pues a todos nos lo enseñaron de pequeños en la escuela (ahora no lo sé, voy un poco perdido con lo que se enseña y lo que no), el río Tajo es el más largo de la Península Ibérica, nace en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, y desemboca en el Océano Atlántico, en Lisboa. Hasta aquí todo normal.
Lo que ya es menos conocido es que nace a 1.500 metros de altitud, en el término municipal de Frías de Albarracín. El lugar donde nace está a pie de carretera (para los que no les guste andar), en una explanada de hierba que se ha habilitado como merendero (así que si váis con algo para echar al fuego, mejor).
Cuando llegamos nos recibe un enorme monumento al río, que más parece sacado de Los caballeros del zodíaco que otra cosa. Y, al lado, una estatua nos indica el recorrido a lo largo de la Península Ibérica, y otras tres las tres primeras provincias por donde pasa: Teruel (un torico), Cuenca (un cáliz) y Guadalajara (un caballero). Ahí se debió acabar el presupuesto, faltando Madrid, Toledo, Cáceres y Portugal.
El sitio es una pasada; merece la pena. Eso sí, si vais llevaos al menos una chaquetica pues aunque vayáis en verano estaréis a 1.500 m. de altura, y hará fresco. Y no os olvidéis de hacer la foto con la fuente (con su caño correspondiente) y la piedra que indican que nace exactamente ahí, aunque alguien pueda malpensar que, en realidad, el Tajo nace unos cuantos metros más atrás, en el grifo de la cabaña.

P.D.: Ya que váis por Frías, acercaos también a ver la enorme dolina que hay por los pinares. Es impresionante.


domingo, 27 de septiembre de 2009

La Cañada de Benatanduz (Maestrazgo)

Vino por patatas
La Cañada de Benatanduz está encaramada en lo alto de unos meandros profundos, erosionados por un río que ha dejado formas curiosas en la roca, allá en el fondo del barranco. Sólo por el paisaje por el que se pasa para llegar hasta aquí ya bastaría para acercarse a este lugar, pero lo cierto es que, una vez allí, te cercioras de que ha valido la pena.
Dicen de La Cañada de Benatanduz que aquí el Maestrazgo besa las nubes, y puede que sea cierto pues es el pueblo más alto del Maestrazgo. Y, si una de las cosas por las que era famoso el Maestrazgo era por las patatas de siembra, La Cañada de Benatanduz presumía de tener las mejores, tal vez precisamente por la altura.
Me cuentan que, en tiempos, era tal la fama de estas patatas que la gente iba allí aposta a por ellas, cambiándolas por vino (del que escaseaba el pueblo). Esos días se montaba buena fiesta en el pueblo, que solía durar un par de días (lo que durara el trueque y la resaca, imagino).

viernes, 11 de septiembre de 2009

Utrillas (Cuencas Mineras)

La fuente del Mocho

Antes de llegar a Utrillas, viniendo desde el cruce, hay una fuente al lado de la carretera; una fuente por la que siempre ha manado agua fresca, aún en las épocas de mayor sequía: es la fuente del Mocho.
Esta fuente, que yo recuerde, siempre ha estado ahí, con su abrevadero al lado, donde también bebía la burra cuando, de pequeño, bajaba con mi abuelo Agustín o mi padre a los huertos del Gradillo, al lado del cementerio. A la vuelta a casa llenábamos allí alguna garrafa, igual que mucha otra gente, de la mejor agua del pueblo. A veces se llenaba enseguida, otras le costaba un buen rato (cuando el agua salía gota a gota, si llevaba algún tiempo sin llover).
Hace poco colocaron un cartel enorme casi tapando la fuente,en el que ponía que no se podía beber de ese agua. No sé quién lo colocaría ahí, ni quién dejaría que se pusiera, pero está claro que no era del pueblo, ni conocía ese pedazo de historia que durante generaciones ha dado de beber a tanta y tante gente, sin dejar de manar ni un sólo momento. A veces la ignorancia lleva a hacer tonterías como ésta.
Al volver a Zaragoza volvimos a pasar por la fuente del Mocho y ahí, al lado del ignominioso y enorme cartel, estaba Bernardino llenando sus garrafas, como llevaba haciendo desde que era pequeño, hace más de 70 años.
* A mi padre, In memoriam.