Si yo fuera rico...
Creo que La Aldehuela nunca llegó a ser pueblo, que comenzó siendo un "barrio rico" para los ingenieros que llevaban las minas de Aliaga. Hoy día esas cuatro casas (bien arregladas) al lado de la carretera son una pedanía de Aliaga.
Y, aunque el barrio en sí no me guste mucho, el potencial turístico de calidad que tiene es enorme. Eso sí, con perras.
El enorme mazacote de hierro y hormigón que hay al lado del lago que forma el embalse son los restos de la antigua central/subestación que, en un alarde de generosidad, Endesa regaló al ayuntamiento de Aliaga para ahorrarse los costes de desmantelarla y dejar el paraje natural como estaba.
El caso es que siempre que pasamos por ahí dejamos que vuele nuestra imaginación, y, así, imaginamos el esqueleto de hormigón convertido en un hotel de lujo, con vistas a la peña del Barbo; imaginamos el embalse con un agua clara y barcos de recreo, zonas de baño, algún cisne o similar...; imaginamos un teleférico a modo de las antiguas tirolinas de las vagonetas, que te lleve a lo alto, donde las vistas son fenomenales; imaginamos que los desechos del carbón que Endesa dejó se convierten en un área de recreo... e imaginamos, también, que milagrosamente nos llueve todo el dinero para poder hacerlo y convertir ese pequeño trozo de nada en una referencia mundial para geólogos, ornitólogos, excursionistas...
Por suerte o por intervención divina, el proceso de extracción de carbón no llegó a destruir el paraje que hay justo detrás: un cañón precioso donde anidan gran cantidad de buitres, y donde en su parte llana las extrañas formaciones geológicas permiten que se asomen unas especies vegetales difíciles de encontrar en otros lugares.
Así que si a alguien le sobra dinero (mucho dinero) y no sabe qué hacer con él, ruego se ponga en contacto conmigo y le facilitaré un número de cuenta. Y tal vez dentro de unos años haya que borrar la palabra "imaginamos" de esta historia. Y podamos dar una segunda oportunidad a este lugar.
Y, si no, ahí dejo la idea. Gratis.
Creo que La Aldehuela nunca llegó a ser pueblo, que comenzó siendo un "barrio rico" para los ingenieros que llevaban las minas de Aliaga. Hoy día esas cuatro casas (bien arregladas) al lado de la carretera son una pedanía de Aliaga.
Y, aunque el barrio en sí no me guste mucho, el potencial turístico de calidad que tiene es enorme. Eso sí, con perras.
El enorme mazacote de hierro y hormigón que hay al lado del lago que forma el embalse son los restos de la antigua central/subestación que, en un alarde de generosidad, Endesa regaló al ayuntamiento de Aliaga para ahorrarse los costes de desmantelarla y dejar el paraje natural como estaba.
El caso es que siempre que pasamos por ahí dejamos que vuele nuestra imaginación, y, así, imaginamos el esqueleto de hormigón convertido en un hotel de lujo, con vistas a la peña del Barbo; imaginamos el embalse con un agua clara y barcos de recreo, zonas de baño, algún cisne o similar...; imaginamos un teleférico a modo de las antiguas tirolinas de las vagonetas, que te lleve a lo alto, donde las vistas son fenomenales; imaginamos que los desechos del carbón que Endesa dejó se convierten en un área de recreo... e imaginamos, también, que milagrosamente nos llueve todo el dinero para poder hacerlo y convertir ese pequeño trozo de nada en una referencia mundial para geólogos, ornitólogos, excursionistas...
Por suerte o por intervención divina, el proceso de extracción de carbón no llegó a destruir el paraje que hay justo detrás: un cañón precioso donde anidan gran cantidad de buitres, y donde en su parte llana las extrañas formaciones geológicas permiten que se asomen unas especies vegetales difíciles de encontrar en otros lugares.
Así que si a alguien le sobra dinero (mucho dinero) y no sabe qué hacer con él, ruego se ponga en contacto conmigo y le facilitaré un número de cuenta. Y tal vez dentro de unos años haya que borrar la palabra "imaginamos" de esta historia. Y podamos dar una segunda oportunidad a este lugar.
Y, si no, ahí dejo la idea. Gratis.
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