Mirador del Mijares
Como no hay altos sin bajos, ahora le toca el turno a Formiche Bajo, pedanía del alto y situado también en el valle del Mijares.
Perdido de la mano de Dios, y pese a ser un pueblo muy pequeño, resulta muy curioso que, además, esté dividido en dos barrios perfectamente diferenciados: el barrio bajo, más antiguo y más bonito, en el que debió existir en tiempos un castillo, y por el que merece la pena darse una vuelta (una vuelta corta porque no puede ser de otra manera); y el barrio alto, más nuevo, y por el que se accede al otro.
Pero lo más espectacular, sin duda, es el mirador que hay en la ermita de San Cristóbal, más alto que el barrio alto, y desde donde se contempla el valle del Mijares en toda su plenitud. Imposible no sentarse a que te dé el aire y fumarte un cigarro oyendo nada.
Como no hay altos sin bajos, ahora le toca el turno a Formiche Bajo, pedanía del alto y situado también en el valle del Mijares.
Perdido de la mano de Dios, y pese a ser un pueblo muy pequeño, resulta muy curioso que, además, esté dividido en dos barrios perfectamente diferenciados: el barrio bajo, más antiguo y más bonito, en el que debió existir en tiempos un castillo, y por el que merece la pena darse una vuelta (una vuelta corta porque no puede ser de otra manera); y el barrio alto, más nuevo, y por el que se accede al otro.
Pero lo más espectacular, sin duda, es el mirador que hay en la ermita de San Cristóbal, más alto que el barrio alto, y desde donde se contempla el valle del Mijares en toda su plenitud. Imposible no sentarse a que te dé el aire y fumarte un cigarro oyendo nada.
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