Viento serrano
Parece ser que esta vez, según los historiadores, lo que parece obvio es cierto, y el topónimo de la localidad proviene del latín "musca = mosca", o moscarda, como llamamos en Aragón (no sé si en el resto de España) a esas moscas negras que les gusta acudir, entre otros sitios, a los jamones colgados que tan bien se curan en estas altitudes. Otras fuentes, más románticas, apuntan a que el nombre proviene de la palabra "mosquera = lugar de moscas", pero también "lugar donde el ganado se tumba a sestear". Ahí queda.
Entre cañones, en el valle del Masegar, y concretamente en lo alto de un cerro en el barranco de El Castellar, se ubica Moscardón, pueblo rodeado de abundantes cursos de agua, fuentes y pinares desde el siglo XII.
Aunque brillaba el sol, soplaba una ventolera serrana bastante fuerte el día que estuvimos, así que la vuelta por este pequeño y arreglado pueblo fue un poco rápida. Sólo vimos un par de personas, del aproximadamente medio centenar de habitantes que normalmente le deben dar vida a la localidad, y nos asomamos al barranco dominado por la iglesia de San Pedro Apóstol, con su torre almenada del siglo XVI sobre el espolón.
El mismo viento que nos llevó nos sacó de allí, para continuar la ruta por esta sierra turolense.
Y no, no había moscas.
1 comentario:
Me encanta esta provincia, es preciosa y sobre todo en esta época del año. Un saludo
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