De neveras y bautizos
Situada en la parte más occidental de la Comarca del Bajo Aragón, lindando con las comarcas del Maestrazgo y Andorra-Sierra de Arcos, y casi casi con las Cuencas Mineras, La Mata de los Olmos debe su nombre a la "matta" o masa forestal de su entorno. Aunque hasta 1857 la localidad siempre aparece como "La Mata" (a secas), algo debió de pasar ya que desde 1860 se emplea su denominación actual: La Mata de Los Olmos (Los Olmos es un pueblo de al lado, al que ya le llegará su turno -espero-).
Territorio ya ocupado por íberos y romanos, como todo el Bajo Aragón Histórico, La Mata de los Olmos se estructura a ambos lados de lo que en tiempos debió ser la calle principal y ahora es la carretera nacional N-211. De hecho, es en este tramo donde se hallan los dos bares del pueblo.
Además de los edificios del siglo XVI y XVII, iglesia incluida, La Mata de los Olmos es puntos de partida "oficial" de la ruta de "Las Bóvedas del frío", una serie de antiguas neveras del Bajo Aragón restauradas y musealizadas.
La nevera de La Mata de los Olmos está a la salida de la población, en dirección a Gargallo, a mano izquierda, al final de una cuesta que acaba en unas antiguas eras. El acceso es a través de una especie de búnker cuya misión es ser el centro de recepción/interpretación de la ruta, y donde se nos informa de la localización y temática del resto de neveras. Aquí encontramos una maqueta de cómo "funcionaba" una nevera, un interesante audiovisual de cómo se transportaba el pescado desde la costa hasta el interior (que en aquel entonces costaba días, y el pescado debía llegar fresco), y cómo no, la nevera: un pozo excavado en el propio terreno y asegurado por bóveda de sillería, de 9 m. de altura y 9,5 m. de diámetro, y con una muy buena acústica.
Esta impresionante nevera funcionó desde mediados del siglo XVII hasta finales del XIX, cuando empezaron a aparecer las máquinas que producían hielo a nivel industrial. Una visita que merece la pena.
Y, como a todo el mundo le gustan las historias y las leyendas, aquí va una sacada del libro "Guía mágica de la provincia de Teruel", de Alberto Serrano Dolader, que a su vez está sacada de un artículo de Francisco Lázaro en el Diario de Teruel del 4 de junio de 1992 (por si la SGAE pregunta). Vamos allá:
"Parece ser que, desde tiempos antiguos, los de La Mata de los Olmos debían llevar a Los Olmos a los niños recién nacidos para que fuesen bautizados. En La Mata de los Olmos no había pila bautismal y eso creaba cierto complejo entre los habitantes del pueblo. Sucedió, sin embargo, que, en una de las guerras -la leyenda duda de cuál sea- que le ha tocado soportar a España, llegaron al pueblo un puñado de soldados, hambrientos y heridos muchos de ellos. En ninguno de los pueblos por los que habían pasado les habían dado nada para comer ni ningún otro tipo de hospitalidad. Al llegar a La Mata de los Olmos, los habitantes recibieron con agrado y cariño al pequeño ejército. Los soldados, transcurridos unos días, partieron hacia sus tierras. Pasó el tiempo y, en prueba de agradecimiento, mandaron hasta La Mata una pila bautismal".
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