miércoles, 2 de marzo de 2011

Camañas (Comunidad de Teruel)

Landmannalaugar
La carretera se empeñaba en que fuéramos directos a Camañas, pero el sol se puso en su contra: comenzaba a ocultarse y sus rayos de otoño daban de lleno en los Campos de Visiedo, cosechados haría un mes o dos.
El color de los tallos cortados se mezclaba con el rojo de la tierra, dando un anaranjado que contrastaba fieramente con el blanco que mostraba Sierra Palomera.
Intentamos seguir avanzando pero a unos pocos kilómetros tuvimos que detener de nuevo el coche. El sol había virado algo su color, y había seguido descendiendo, como a hurtadillas, volviendo a cambiar la macedonia de colores, ahora acompañadas por una serie de tonos rojizos, grises y marrones de las pequeñas barranqueras arcillosas.
Retomamos el viaje y tras una loma divisamos Camañas, pero tuvimos que bajar y apearnos de nuevo, pues al sol juguetón le dio por lanzar sus penúltimos rayos contra la extensa paramera, componiendo una nueva sinfonía de colores naranjas.
Al mismo tiempo comenzó a proyectar la sombra del Pico Palomera contra el casco urbano de Camañas, sombra que avanzaba lenta pero inmisericorde.
Sombra que cubriría el pueblo cuando llegara el tractor que, acabada la jornada por hoy, se dirigía al mismo sitio que nosotros. Años de pasar otoños, inviernos... veranos y primaveras trabajando el campo consiguen cálculos precisos sin necesidad de usar los números. Cálculos que harán que el tractor descanse a tiempo en su cochera justo cuando el sol, ya rendido por el día pasado, se haya ido a descansar, y la oscuridad y su compañero el frío de finales de septiembre se hayan apoderado de estas antiguas tierras donde moros y cristianos libraron cruentas batallas.
Llegamos a Camañas antes que el tractor, y para entonces ya sabía dónde había visto otro paisaje de tal belleza cromática. Salvando las distancias, el paisaje a que me refiero está en Islandia, y se llama Landmannalaugar.

Nota: "Landmannalaugar" significa "El bosque de Thor".



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