lunes, 29 de octubre de 2012

Celadas (Comunidad de Teruel)

Ayuntamiento, iglesia y fuente
Llegamos a este pueblo con nombre de pieza de armadura con el objeto de aprovechar las últimas horas de luz de un buen día de febrero, y el tranquilo paseo por sus calles me sorprendió mostrándome unas casas (y casonas) en las que la piedra predominaba en todas sus construcciones.
En lo que fue un castillo-palacio del s.XIV ahora se erige una mole de líneas rectas que alberga el Ayuntamiento, y que tal vez por seguir conservando el espíritu de anteriores tiempos actualmente está catalogado como Bien de Interés Cultural.
De la iglesia, similar a otras de la provincia, lo que me llamó la atención fue el pasaje en uno de los laterales que la comunica (o parece haber comunicación) con el Hogar del jubilado. No sé cómo interpretar esto: si como una rareza constructiva original o si como que en tiempos fuera la "casa del cura" y el pasaje le permitiera ir al trabajo sin pisar la calle. El caso es que este tipo de uniones religioso-civiles no se ven a menudo.
Antes de irnos, aún fuimos a ver la Fuente Vieja, una serie de canalizaciones para el aprovechamiento del agua que en 1850 construyó Pierres Vedel, el mismo que hizo el acueducto de Teruel. Aunque un poco dejada (había vasos y bolsas de plástico en el agua, y mucho "pan de rana"), mereció la pena ver este conjunto de fuentes, canales y abrevaderos.






martes, 16 de octubre de 2012

Fórnoles (Matarraña)

El meridiano de Greenwich
Como a finales del siglo XIX había un chandrío mundial en cuanto a sistemas de referencias y medidas, 25 países decidieron juntarse y tratar de poner un poco de orden. Así, entre otras cosas, se difundió la aplicación del sistema métrico decimal y se adoptó un único meridiano que sirviera de referencia para medir las longitudes, instaurar el día universal, etc.
La elección de este meridiano de referencia no debió ser fácil, pues también dependían de ella otros temas, principalmente la línea internacional de cambio de fecha. Así que había que buscar la "circunferencia" imaginaria que menos mal diera. Y la que menos mal daba era una que pasaba por Greenwich, ya que la mitad de esta circunferencia cruzaba el Océano Pacífico y no molestaba a nadie (o a casi nadie).
Y total que el meridiano base, primer meridiano, meridiano cero o meridiano de Greenwich... al final no pasa por Greenwich. Pasa "muy cerca" de su antiguo observatorio astronómico, pero no por Greenwich. En realidad, si cogemos un mapamundi, el meridiano cero pasa por muy pocos núcleos habitados en todo el mundo. Pues bien, miren ustedes por dónde, el pequeño pueblo de Fórnoles, en Teruel, es uno de esos poquísimos lugares por los que que pasa.
Así que si tenéis un GPS de esos medio buenos, acercaos a Fórnoles, enchufadlo, dad un paseo por sus dos calles, y subid a la lometa en la que en tiempos hubo un castillo (dicen). Por curiosidad, más que nada. A ver qué pasa con el GPS.


miércoles, 3 de octubre de 2012

Belmonte de San José (Bajo Aragón)

Cosas veredes
A unos 30 km. de la actual Alcañiz, en un terreno que ya ocuparon gentes de la Edad del Hierro y, posteriormente, los íberos, sobre una pequeña colina decidieron los romanos levantarse un pueblo, muy a su estilo: dos calles principales que se cruzan, y que lo dividen en cuatro partes, con sus cuatro accesos al recinto amurallado. Y lo llamaron algo así como "bellus mons". El pueblo fue pasando de manos y, hasta 1917, lo llamaron "Belmonte". Desde esa fecha pasó a llamarse "Belmonte de Mezquín", por el río que fluye a las afueras y, por marear más la perdiz, en 1979 le cambiaron el apodo por el de "Belmonte de San José", imagino que por la ermita situada a unos 3 km. del núcleo urbano en un altozano, y desde donde las vistas abarcan todo el valle del río Mezquín.
Belmonte es un buen sitio para echar un día, comenzando por aprovechar la mañana para dar un paseo por el Barranco Hondo. Se trata de unos estrechos que forma el río Mezquín a lo largo de un recorrido que podemos hacer tan largo como nos apetezca. Está muy bien señalizado y acondicionado, y nos permitirá descubrir rincones curiosos, antiguas parideras... y es la excusa perfecta para hacer algo de hambre y llegar al pueblo a la hora del vermú.
Un bello rincón, casi siempre adornado con flores, da acceso al único bar del pueblo: un local amplio con terraza exterior que también alberga algún resto de patrimonio histórico. Es el típico "bar de toda la vida"; de los que me gustan. Al ser un bar que se adjudica por un tiempo determinado a los que lo van a llevar, no es posible predecir a medio-largo plazo lo que te vas a encontrar al otro lado de la barra: una pareja joven, un señor mal encarado al que parece sentarle mal el atenderte, o una señora un poco ida de la cabeza. Si cuando vayáis os encontráis con el último caso, ¡enhorabuena! pues unque la señora parezca de otra galaxia, cocina de maravilla, así que aprovechad y quedáos a comer, que no saldréis con hambre.
Belmonte de San José tiene un interesante patrimonio histórico-cultural que un tranquilo paseo nos puede ir descubriendo sin querer.
El ayuntamiento, renacentista, alberga en su trinquete una cárcel de la época, enmarcada dentro de la "Ruta de las Cárceles", y a la que hay que entrar sí o sí (es pequeña). Musealizada hace pocos años, no sé si da más miedo/respeto la ambientación y el chirriar de la puerta o el grillete original que aún conserva, y que a saber los cuellos de cuánta gente adornó.
El mazacote de iglesia parroquial, barroca del siglo XVIII, debe ser muy importante a nivel arquitectónico, pues cualquier descripción que busquemos de ella nos suelta palabrotas como "bóveda de medio cañón con lunetos", "cúpula sobre tambor" o "cuerpos superiores ochavados". A mí, ignorante en estos temas, lo que más me sigue fascinando es la base de las paredes de las fachadas exteriores, a las que el tiempo y la erosión se han ido comiendo y dejando caprichosas formas suaves en forma de ondas marinas, que hacen que te preguntes hasta cuándo pondrán soportar.
El resto del paseo por el casco urbano lo completan los arcos y portales, y las casas solariegas.
Extramuros, Belmonte está salpicado de ermitas y de una interesantísima nevera del siglo XVII que forma parte de la ruta temática "Las Bóvedas del Frío" y que, en mi opinión, es imprescindible visitar. Se trata de una construcción semisubterránea utilizada hasta comienzos del siglo pasado como pozo de hielo, donde se almacenaba la nieve caída en invierno para su uso en épocas de más calor. Sus más de 9 m. de altura y sus 8,5 m. de diámetro en la base la convierten en una de las más grandes del Bajo Aragón. Musealizada hace poco por la empresa attis-multimedia.com, la nueva iluminación y la ambientación nos trasladará, a través de una cuidada audición, a la época de su construcción.
Para su visita, hay que pedir la llave en el bar y dejar como señal un DNI (lo cual nos obliga a volver después de la visita a echar la penúltima). Ah, y llevad una chaquetica para por si acaso, aunque sea verano, que por algo la llaman "nevera".