lunes, 17 de junio de 2013

Santa Eulalia (Comunidad de Teruel)

Pobre cría
Santa Eulalia es un pueblo "grande" para lo que es la tónica general de la provincia de Teruel. Dispone de todo tipo de servicios, incluidos varios bancos y/o cajas de ahorros, algo lógico pues concentra gran actividad agrícola e industrial, y está cerca de la capital. Como patrimonio, personalmente puedo destacar: alguna que otra casona, y la Iglesia de la Inmaculada, en cuya construcción intervino Pierres Vedel (el mismo que hizo el acueducto de Teruel y la Mina en Daroca, entre otras cosas), un señor francés que era arquitecto e ingeniero, y que le dio por trabajar en el sur de Aragón allá por el siglo XVI.
Y hete aquí que leyendo el panel informativo de la iglesia (soy gran lector de este tipo de carteles, por la parte que me toca), hete aquí, repito, me encuentro con un episodio de la vida de Santa Eulalia. Un episodio macarra, tirando a gore, que me impresionó bastante. Así que quise saber más acerca de la santa que le dio el nombre al pueblo, y me encontré con un relato espeluznante que pienso compartir, así que ahí va:
Eulalia era una niña cristiana que nació y vivió allá por el siglo III en España, y que a los trece añicos no se le ocurrió ora cosa que fugarse de casa e ir a ver a Daciano, gobernador romano, a echarle en cara las persecuciones contra los cristianos y a decirle que parara de una vez por todas. Éste no sólo le dijo que no, sino que más le valía abjurar de su fe cristiana o se iba a enterar de lo que valía un peine (que ya había peines en esa época). La niña lo debió mandar a cascala y Daciano, lógicamente cabreado pues para eso era el gobernador, la condenó a trece martirios, tantos como los años que tenía. Y vaya si se los aplicó:
1.-Primero la encerraron en una oscura cárcel.
2.-Luego le dieron una buena somanta de azotes.
3.-La pasaron por el potro de tortura.
4.-Aprovecharon para desgarrarle la carne con garfios, estilo Hellraiser.
5.-La pusieron sobre un brasero ardiendo.
6.-Le quemaron los pechos.
7.-Le frotaron las heridas (que a estas alturas ya debían ser muchas) con piedra tosca.
8.-Insistiendo en el tema, sobre dichas heridas le echaron aceite hirviendo y plomo fundido.
9.-La arrojaron a una fosa de cal viva.
10.-La metieron en un tonel lleno de objetos punzantes varios (clavos, hierros afilados, cristales...) y lo tiraron rodando por una calle cuesta abajo.
11.-Fue encerrada en un corral lleno de pulgas.
12.-La pasearon desnuda por la calle hasta el cadalso, donde...
13.-Fue crucificada hasta morir (eso si no llevaba ya rato muerta).
Como queriendo suavizar un poco el final de esta historia, la tradición cristiana dice que en su último suspiro le salió por la boca una paloma blanca (ya, lo que le faltaba), que alzó su vuelo hacia el Reino del Señor.
Y esta es la historia/leyenda de la chiqueta, digna de guión para una película de terror, sangre y vísceras. Y menos mal que Santa Eulalia tenía trece años, que si llega a ponerse chula con 30 ó 40, a Daciano le hubiera hecho falta muchísima imaginación para aplicarle la sarta de castigos.



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